La mayoría de las veces comemos inconscientemente, sin darnos cuenta de qué estamos comiendo y cómo lo hacemos, y esto tiene diferentes causas: muchos de nosotros usamos la comida como apoyo psicológico: cuando nos sentimos ansiosos, insatisfechos, solos o aburridos y ante estos estados de ánimo comemos no para nutrir nuestro cuerpo, sino para consolarnos emotivamente o para pasar el tiempo.
A veces comemos mucho o poco, debido a la relación con nosotros mismos y con nuestro cuerpo.
En otros casos, comemos de forma automática y no cogemos las sutiles señales de saciedad, o comemos siguiendo inconscientemente algunas reglas, expectativas, juicios e ideas sobre la comida que tenemos y que influencian nuestra alimentación (muchas de las cuales derivan de nuestro ámbito familiar).
Todos estos elementos pueden llevarnos a tener dificultades en el manejo positivo de nuestro peso corporal.
EL MANEJO DEL PESO:
Las calorías ingeridas no deben superar las que consumimos y esto lo sabemos bien.
Nuestra energía es consumada principalmente por nuestro metabolismo, para llevar a cabo funciones básicas como la respiración, el latido de nuestro corazón, el filtrado de nuestra sangre, la posibilidad de sintetizar las hormonas, por el ejercicio físico y la digestión, entre otras.
El desbalance entre las calorías que ingerimos con respecto a las que gastamos nace de:
- trabajo sedentario
- automatización de muchas de nuestras actividades
- enorme difusión de alimentos con alto contenido calórico
- vida frenética que muchas veces implica poca atención a los alimentos que comemos
- hábitos incorrectos adquiridos durante la infancia o adolescencia (metabolismo, gustos y elecciones alimentares inician a estructurarse en el cerebro ya desde el útero!)
- una selección y compra de alimentos distraída (habría que estar mentalmente presentes)
Y a todos nos ha pasado que sometiendo a nuestro cuerpo a una dieta hipocalórica obtenemos luego un efecto boomerang recuperando el peso perdido y esto es porque el cuerpo, que se encuentra de repente con poco alimento, reacciona tratando de ahorrar el mayor número de calorías reduciendo de esta manera, la tasa metabólica.
Cuando iniciamos esta batalla contra las calorías vivimos cada comida como un éxito o un fracaso. Cada vez que excedemos esto desencadena una serie de pensamientos y juicios negativos sobre nuestro aspecto, nuestra debilidad, sobre la incapacidad de mantener el control y por lo tanto nos abatimos, no nos gustamos y comenzamos a amarnos siempre menos.
La reacción más común para mitigar la culpa o la vergüenza es la de buscar consuelo precisamente en la comida, y se hace un eterno círculo vicioso que la mindfulness puede ayudarnos a romper.
Comer con consciencia:
- Aumenta la satisfacción y el gusto por la comida.
- Nos vuelve a sintonizar con la sensación de hambre y de saciedad, ayudándonos a no exagerar.
- Nos ayuda a ser conscientes del origen de nuestra hambre.
- Permanecemos en contacto con nuestro cuerpo y con sus necesidades.
La comida nos ofrece muchas ocasiones para practicar mindfulness: cuando la compramos, cuando lavamos los ingredientes, cuando cocinamos, limpiando y reordenando la cocina al terminar la preparación.
COMO COMER CON CONSCIENCIA:
- Fijarnos en la manera en que lo hacemos.
- Observar nuestros deseos y antojos, nuestros impulsos y ¿qué los provoca?, ¿en verdad deseamos lo que queremos comer?, ¿qué obtenemos comiéndolo?, ¿cómo nos sentimos inmediatamente después?, ¿logramos controlarnos y comer sólo una pequeña cantidad?
- Hacer el super conscientemente: programarlo con tiempo y tranquilidad, no hacerlo en ayunas o cuando tenemos mucha hambre, leer atentamente las etiquetas y fijarse en los ingredientes y valores nutricionales de lo que compramos.
- Volver a examinar los platillos que cocinamos habitualmente y que preferimos, analizar los ingredientes y cantidades; si queremos renunciar a ciertos ingredientes, grasas, sal o azúcar buscar alternativas para sostituirlos.
- Cocinar conscientemente, practicando mindfulness informal mientras se preparan los ingredientes, se corta la verdura, se mezcla, etc. y fijarnos en las sensaciones que nos provocan.
- Ingerir nuestros alimentos con tranquilidad y saboreando lo que estamos comiendo.
- Observar el color y la consistencia de la comida, preguntémonos su origen, quién lo cultivó o produjo, el viaje que ha hecho para llegar hasta nosotros.
- Desconectar el piloto automático: preguntémonos si lo queremos comer y en qué cantidad. Logremos percibir las señales de saciedad y cuando éstas llegan ¿qué hacemos? ¿qué impulsos notamos?
- Prestar atención a cómo nos sentimos en las horas sucesivas a la comida, si nos sentimos cansados o llenos de energía, ligeros o pesados, si se perciben problemas de digestión y tratemos de conectar estos síntomas a los alimentos o combinaciones que nos los provoquen.
Intenta esta nueva manera de alimentarte y verás que mejorarás tu salud, tu bienestar tanto físico como mental y disfrutarás tu comida como nunca!
Un comentario en “MINDFUL EATING…mindfulness y alimentación”