ATENCIÓN: Acudir primero SIEMPRE a tu médico para excluir y eventualmente tratar toda clase de enfermedad o problema físico. Esto es solo con el objetivo de analizar el posible origen emocional o psicológico de algunos malestares que se vuelven a presentar a pesar de seguir todas las indicaciones de nuestro médico.
Como ya hablé anteriormente, nuestro cuerpo nos envía mensajes constantemente, su lenguaje son los síntomas o malestares, es su única manera para “comunicarnos” que algo no está bien, que hay que trabajar o corregir algo.
Nuestras vidas siempre más sedentarias, el enorme estrés al que sometemos nuestro cuerpo obviamente no nos hacen nada bien especialmente a nuestra columna vertebral, que se divide en 5 zonas:
- Zona cervical o cuello
- Zona dorsal
- Zona lumbar
- Zona del sacro o hueso sacro
- Zona del coxis
Excluyendo problemas debidos a los errores posturales y eventuales problemas congénitos, y obviamente hablando de dolores recurrentes, casi crónicos, Y QUE A VECES SE PRESENTAN ESPONTÁNEAMENTE APARENTEMENTE SIN RAZÓN ALGUNA, si no encuentras manera de aliviar estos malestares te invito a analizar las siguientes cuestiones, dependiendo de la zona en donde sufras el dolor.
Con estas reflexiones tal vez puedas AYUDAR a resolver el problema de raíz, aclarando que NO se habla de soluciones milagrosas, de no acudir al médico o de tratar problemas orgánicos o funcionales que existan en nuestros organismos, sino más bien de una ayuda a comprender el posible ORIGEN de nuestros dolores, que muchas veces es EMOCIONAL o PSICOLÓGICO, dando como resultado una comprensión INTEGRAL de nuestro cuerpo y de lo que trata de “decirnos”.
Recordemos que somos seres complejos, compuestos por muchas partes interconectadas entre sí, TODO ESTA CONECTADO, y el cerebro y nuestra mente (por lo tanto también nuestros pensamientos y emociones que son producidas por ésta) influyen en el funcionamiento de nuestro organismo.
Ampliamente demostrado que lo que pensamos y sentimos puede afectar nuestro cuerpo alterando nuestra presión arterial, nuestra frecuencia cardíaca, la producción de hormonas como el cortisol (hormona del estrés)… y obviamente contracturas musculares que son sabiamente originadas para evitar que la parte del cuerpo incriminada se mueva demasiado y podamos causarnos más daño, como cuando se te bloquea el cuello y no puedes voltearte.
Ahora pasemos a analizar cada zona:
ZONA CERVICAL O CUELLO: representan nuestras ideas, nuestro valor según el punto de vista intelectual, nuestra capacidad de tomar decisiones y de elegir.
Por lo tanto, los dolores en las vértebras cervicales pueden estar ligados a una desvalorización de nuestra capacidad intelectual, al miedo a lo desconocido, al temor o convicción de no elegir correctamente.
Pregúntate:
- ¿Pienso de valer poco o ser menos inteligente que los demás?
- ¿Tengo miedo de equivocarme, de no elegir correctamente?
- ¿Me subestimo por alguna elección que he hecho?
Si te duele al agacharte:
- ¿He vivido una situación de vergüenza, humillación o derrota?
- ¿Hay una situación ante la cual me rehúso a rendirme?
Si te duele al voltearte hacia un lado u otro:
- ¿Cuál es la situación que no quiero ver?
TORTÍCOLIS: es una contractura de los músculos del cuello que puede indicar que nos rehusamos a enfrentarnos a alguna situación porque tememos la acción que deberíamos de tomar. Puede tener que ver con el trabajo que ya no nos interesa o una pareja con la cual ya no estamos bien, por ejemplo.
Pregúntate:
- ¿Existe tal vez una situación que prefiero ignorar porque me obligaría a tomar una acción de la cual tengo miedo?
RIGIDEZ DE LA NUCA: muchas veces expresa el miedo a perder el control dejándonos ir a nuestras emociones. Puede también estar ligada a nuestra terquedad.
Pregúntate:
- ¿Acaso trato siempre de tener todo bajo control para sentirme seguro?
ZONA DORSAL: está ligada a la afectividad y al respaldo. La parte del trapecio representa los esfuerzos que hacemos para mantener la armonía. Un dolor en esta parte puede expresar nuestra dificultad a comunicar a los demás nuestras necesidades y que no hacemos por miedo a sus reacciones. Ademas puede estar ligado al temor de asumirnos compromisos que podrían limitar nuestra libertad. La clavícula en cambio, representa el apoyo, el respaldo. Si en lugar de recibir el apoyo de los demás recibimos de su parte peticiones, podemos sentir dolor en esta parte. La escápula puede indicar una sobrecarga de trabajo que nos imponemos para ser reconocidos, amados o para liberarnos del sentimiento de culpa que sentimos por tener más que los demás, o puede ser indicador de la dificultad que tenemos de sentirnos dichosos, por lo que nos imponemos enormes cargas de trabajo o nos concentramos sobre todo lo que nos queda por hacer en lugar de relajarnos o divertirnos.
Si te duele a la altura del trapecio:
- ¿Me asumo el cargo de ciertas situaciones para mantener la paz y la armonía en mis relaciones afectivas o profesionales?
- ¿Tengo miedo de no ser amado si expreso mis necesidades o me opongo a algo?
Si te duele a la altura de la clavícula:
- ¿Me siento dominado o “aplastado” por las ordenes, ideas o expectativas de los demás?
- ¿Tengo la impresión de encontrarme delante de un muro porque el otro me impone sus ideas y se cierra completamente para no escuchar las mías?
Si te duele la escápula:
- ¿Qué me induce a exigirme tanto a mi mismo?
- ¿Acaso tuve padres que trabajaban sin parar, sin concederse nunca diversiones?
ZONA LUMBAR: el dolor en esta zona generalmente viene asociada a una inseguridad a nivel material. Tenemos miedo a perder el trabajo, de no lograr pagar nuestras deudas, de no podernos pagar algo, etc. Puede ser que nos minimizamos comparándonos con quien gana más que nosotros o tiene más éxito que nosotros.
Pregúntate:
- ¿Qué me preocupa en el plano material?
- ¿Qué me podría dar seguridad?
Si te duele en la región lumbosacra:
- ¿Tengo miedo que mi pareja deje o pierda su trabajo?
- ¿Estoy preocupado por la manera en que mi pareja gasta el dinero?
- ¿Tengo miedo de que mi pareja y yo nos tendremos dinero suficiente para realizar un proyecto que es importante para mí?
ZONA DEL SACRO: Por lo general los problemas en esta zona tienen que ver con la sexualidad, la relación de pareja y la procreación.
Pregúntate:
- ¿Acaso tiendo a subestimarme o menospreciarme en el plano sexual?
- ¿Estoy muy preocupado por mi(s) hijo(s)?
ZONA DEL COXIS: Pregúntate: ¿Estoy enojado conmigo mismo por haberme metido en una situación peligrosa?
Todo esto tiene el objetivo de hacer un poco de reflexión acerca de nuestros posibles problemas emocionales que podrían dar origen a estos malestares.
Te recuerdo que como primera cosa se debe SIEMPRE acudir al médico, y seguir con atención sus indicaciones y eventuales tratamientos. Esto puede simplemente ser una ayuda a resolver de fondo el problema que tal vez provenga de nuestro subconsciente y por este motivo se represente continuamente a pesar de estarnos cuidando a nivel físico como se nos indicó.
FUENTE: “Metamedicina 2.0: cada síntoma es un mensaje”, Claudia Rainville, Edición Amrita, 10a reimpresión, 2018.